El río baja silencioso, sosegado, pacífico
en su continuo vagar.
Reposado,
atraviesa el gran arco del puente.
Siempre tranquilo,
siempre silencioso y triste.
Un agua y otro agua
pasan camino del mar
por debajo del mismo puente
arco de la eternidad.
Siendo siempre el mismo puente
y siempre el mismo pilar,
en el que erosiona la corriente,
una vida, eternidad.
Mucho pueden pesar,
las piedras que te sostienen,
mucho pueden pesar,
que con mi estática corriente,
y mi lento bagaje,
a la mar voy a llegar.
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