Y uno fue el que quedó. El gusanillo me ha picado desde la primera que se hizo el año pasado en Ponferrada de manos de Lolo Díez, en aquella ocasión otras carreras impedían que pudiera asistir, pero este año si que tenía la oportunidad de hacerlo, y con muchas ganas.
En un principio sin ver el recorrido sobre el terreno tuve mis dudas en cuanto a la dureza del circuito, un par de veces había rodado por la zona sin percatarme del gran desnivel que acumulaba, así que nada más dar la vuelta de reconocimiento atentos a la marea, (ya que parte del circuito de 1800 metros discurre por los acantilados de la Providencia), realmente me hice consciente del esfuerzo y riesgo que cada vuelta conllevaba.
Zonas muy técnicas, como podía ser la bajada de las escaleras hacia la playa o el mismo acantilado con las desafiantes rocas y el resbaladizo verdín, hacían de cada vuelta un juego para cada uno de los atletas que allí nos congregamos, el ritmo desde el principio fue bastante elevado, ritmo que me hubiera gustado seguir durante más tiempo, pero imposible a la velocidad que imprimían Santiago Obaya y Juan Fuego, mi paso por la carrera pasaba simplemente por el hecho de disfrutar y volver a tener las sensaciones e inercia de carrera. Con lo cual considero que el objetivo deportivo lo estaba cumpliendo en todo momento, la quinta vuelta parece ser, fue la que dividió realmente la carrera, ya que en ese punto imprimieron más velocidad sin que nos percatásemos la mayoría de ello, no valdría demasiado el saberlo, pero quizás nos hubiera dado tiempo de dar otra vuelta, ya que en la novena fue en la que me dieron caza junto con la mayoría de corredores que quedaban en el circuito, después de ello la carrera quedo a merced del Campeón Cántabro, Juan Fuego y Santi Obaya, fue este último el que al final se hizo con la victoria.
Sin duda un día divertido, diferente y especial, como los que siempre paso haciendo trail .
Un diez para la organización, espero estar en la próxima…