XX 101 de La Legión

Los 101 de La Legión, es posiblemente una de las carreras con más tradición y afición de este país, todo el equipo que fuimos competir a ella nos hemos quedado impresionados, más de 20000 personas por las calles de ronda animando, y vivir eso desde dentro después de tantos meses de duros entrenamientos lo hace aun más especial si cabe.


Hoy ya han pasado unos cuantos días desde que se disputaron los 101, y ya con todo más reposado puedo valorar todo más coherentemente, y puedo reiterarme en lo orgulloso que estoy de mi equipo, durante todo este tiempo hemos sabido trabajar, arrimar el hombro, crear una familia, hemos sabido apoyarnos, ha habido momentos mejores, los ha habido menos buenos y todos y cada uno de ellos los hemos vivido con una sonrisa en la cara.


Nos ha faltado suerte, pero nos han sobrado valores, y eso creo que nos hace especiales, hemos luchado con todos los hándicaps que teníamos, y hemos llegado más lejos de lo que nadie pensaría que llegásemos.


Todos sabíamos que la carrera iba a depender de mi estomago, ese ha sido el principal quebradero de cabeza con el que hemos tenido que luchar todo el año, y sin saber lo que pasa aun ahí dentro, era muy probable que llegado el momento en carrera podía fallar.


Comenzamos los 101 con mucha ilusión, a buen ritmo, situándonos bien al principio para no encontrar tapones de gente, a partir del kilómetros 6 o 7 nos colocamos dentro de los 5 primeros equipos, vamos disfrutando a ritmo controlado, bebiendo bien, comiendo bien, divirtiéndonos mucho.


Los primeros 50 kilómetros salen por debajo de 5 horas, vamos en tercera posición, y las sensaciones son muy buenas, hacemos una parada de unos 20 minutos en Setenil, comer algo tranquilos, masaje y poco a poco a continuar, la verdad es que seguimos impresionados con la cantidad de gente que está animando por todo el circuito.


Los primeros problemas llegan en torno al kilómetro 63, comienzo a sentir nauseas, reflujo, y dolor, ganas de vomitar, adaptamos un poco el ritmo, pero ya se como funciona esto, toca peregrinar un poco, en un momento dado creemos que es bueno intentar vomitar, pero ese intento me deja tirado en el suelo roto de dolor.....  trato de reponerme y tras unos minutos intentamos continuar, pero a los pocos kilómetros ya veo que va a ser imposible llegar a meta en buenas condiciones y sin peligro por lo que al llegar al cuartel en el kilómetro 75 me retiro, pidiendo al resto del enorme equipo que disfrute y que luche por las 12 horas que nos habíamos planteado.


Y así lo hicieron y lo consiguieron, no sin pasar las suyas, que las pasaron. Inmenso el equipo de seis que hemos formado, pero más inmensa aun la familia que hemos creado.

Prometemos más, más calidad, y más guerra, esto ha sido el comienzo de un gran proyecto.